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Salto del río Nervión

SALTO DEL NERVIÓN (BERBERANA, BURGOS)

El escondite del salto del ángel español

Actualizado: 22/05/2022

En busca de la mayor cascada de la Península Ibérica se adentra el viajero en el Monumento Natural del Monte Santiago para descubrir que aquí, entre las provincias de Burgos, Álava y Vizcaya, la erosión kárstica esconde a su antojo el Salto del Nervión, el principal tesoro natural de esta comarca fronteriza.
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Doscientos veintidós metros de caída libre de un chorro de agua tan espectacular como estruendoso. Persiguiendo una foto icónica, podemos recorrer cientos de kilómetros sin saber siquiera dónde hemos venido a parar. Enseguida lo descubrimos. Al noreste de la provincia de Burgos, en la comarca de Las Merindades, el paisaje monótono de la cuenca del Ebro se revela antes de desprenderse sobre la cornisa cantábrica.

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La erosión kárstica ha moldeado con empeño este entorno de colinas cubiertas de bosque de haya, roble y encina donde el agua aparece y desaparece para cavar cuevas, dolinas y simas. El teatro donde realiza su gran puesta en escena es un gigantesco cañón dibujado por la línea de los cortados de la Sierra Salvada y vertebrado por las rutas y miradores que estamos a punto de descubrir.

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Berberana es el último pueblo antes de entrar en el Monte Santiago, Monumento Natural (2.537 hectáreas) desde 1996 y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) desde el año 2000. Una de ellas es el buitre leonado, que sobrevuela nuestro trayecto por la carretera BU-556 hasta sobrepasar la puerta de entrada a la reserva por un camino de tierra e infinitos baches. Algunos visitantes dejan su vehículo en el parking de acceso (Hoyalante) para continuar su expedición por el Monte Santiago a pie.

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La senda circular de los Usos Humanos, del Karst, del Bosque, de los Miradores, del Encinal o de la Dehesa del Agua. El espacio natural cuenta con nueve senderos de pequeño recorrido, seis de los cuales son circulares. A estos trekkings, aptos para todos los públicos, se unen varias etapas de la GR 282, la Senda del Pastoreo, que recorre toda la comarca.

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La calzada del gigante y la tierra de los lobos

La Casa del Parque se encuentra en el epicentro del monumento natural y junto a la surgencia de Fuente Santiago. “Esta es una dolina de hundimiento y uno de los puntos donde nace el río Nervión”, explica José Miguel Ramírez, educador ambiental del Monte Santiago. “Todo este territorio es de roca caliza. Las aguas no van hacia un solo lugar. Se filtran y crean una red de ríos subterráneos por donde se evacúan”, añade el guarda de la Casa del Parque.

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El entorno de Fuente Santiago se presenta como una charca apacible y silenciosa, conectada por puentes de piedra, donde abunda la fauna anfibia. “Dependiendo de la época se pueden ver renacuajos, tritones o salamandras”, comenta Ramírez. A menos de cincuenta metros de la dolina se encuentra el pequeño sumidero dónde se esconde el Nervión. La senda del Salto del Nervión (PR BU-45) parte desde la Casa del Parque para adentrarse en el bosque profundo que rodea el Monte Santiago y deja atrás los pastizales, donde caminan los ganaderos e indagan los buscadores de setas.

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En el territorio del haya y del roble encontramos algunos claros donde aparecen caprichos geológicos como los lapiaces. Estas formaciones de grandes bloques, aparentemente ordenados, fueron creadas por la acción de la lluvia sobre la roca. “La calzada del gigante lo llaman aquí”, según el guarda, que nos indica que junto al centro de interpretación se encuentran las ruinas del monasterio de Santiago Langreriz, que da nombre a este entorno natural. El cenobio fue fundado en el siglo XI y es el principal elemento arqueológico del lugar junto con la lobera del Monte Santiago.

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Desde la Edad Media, los habitantes de esta tierra llevaban a cabo batidas para cazar a los lobos que amenazaban su ganado. Para ello construían largos muros que desembocaban en fosos donde conducían a estos animales. Unas estatuas de hombres azuzando a un lobo representan esta práctica ancestral que tiene en el Monte Santiago el mayor exponente de la Península Ibérica. “Es la única lobera que cuenta con dos fosos”, apunta Ramírez. El muro, hoy restaurado, marca el final del bosque y el inicio de la pradera soleada que se precipita hacia el vacío. En menos de media hora hemos llegado al salto del Nervión.

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Un espectáculo natural poco común

Un flujo potente de agua que avanza por la cañada y se desprende desde el desfiladero a más de 200 metros de altura sobre el valle de Délica. El salto del río Nervión es un espectáculo de la naturaleza, la cascada más elevada de España, que, como una representación magistral, no se puede ver todos los días. De hecho sólo se puede presenciar en contadas ocasiones al año. “Tiene que llover entre 35 y 40 litros por metro cuadrado de manera continuada”, explica el guía. La catarata exclusiva.

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Para entender por qué no tenemos catarata para fotografiar, hará falta un poco de historia geológica. Desde el Cuaternario, el agua ha moldeado el relieve calcáreo que tenemos a nuestros pies, ya sea por la acción mecánica o por la disolución kárstica tallando galerías subterráneas.

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Por ellas se cuela el cauce del Nervión que, cuando cae un aguacero, se desborda y emana a la superficie con gran fuerza. Es entonces el momento en que se forma la catarata que se precipita desde los cortados de la Sierra Salvada, en Álava. “Esto sucede durante un máximo de cuatro días cada vez”, cuenta el educador ambiental. ¿Cuándo? Entre invierno y primavera, la principal época de lluvias.

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Cortados y miradores

Con agua o sin ella, el entorno del mirador del Nervión es en sí un espectáculo visual para el visitante. Este se arrima al abismo del valle para contemplarlo desde casi trescientos metros de altura, como lo hacen las aves rapaces. El halcón peregrino, el águila real, el alimoche o el buitre leonado, del que se cuentan 180 parejas aquí, son las especies que más abundan en el Monte Santiago.

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Frente a nosotros contemplamos el Alto de los Caminos y, debajo, el curso del joven Nervión que avanza meandro a meandro por la garganta rumbo al Cantábrico y a la ría de Bilbao. Cada cortado es un balcón nuevo con el que desafiar al vértigo y explorar el entorno. Un chico vuela su dron sobre el cañón, una pareja se toma fotos y unos valientes caminan cerca del precipicio. Un cartel sobre un árbol advierte: “Peligro No Asomarse”.

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La senda de los Miradores, como la GR 282, continua por el borde del acantilado rumbo norte hasta el mirador de Esquina Rubén, que se asoma al valle vizcaíno de Orduña con su interminable masa forestal. El resto de la senda retoma el bosque del Monte Santiago para pasar junto a la cueva de Las Paúles, uno de los tesoros espeleológicos de la zona, hasta llegar, en una cómoda travesía, hasta el aparcamiento junto a la Casa del Parque.

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