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Uno de los clásicos veraniegos del jazz en toda Europa está de celebración. Casi sin darse cuenta, el Festival de Jazz de Vitoria ha llegado a su 40 edición. Hace cuatro décadas, quizá espoleados por los aires de libertad que trajo la democracia, el colectivo Jazzteiz montó un pequeño festival de tres días que ofrecía una música, por entonces, muy minoritaria.
Mirando de reojo al vecino y hermano Festival de Donostia y al gran referente europeo del jazz y de la libertad estilística, el Festival de Montreaux (Suiza), que este verano cumple sus 50 añitos, echó a andar el que ahora es quizá el mejor evento de este tipo de música en el sur del Viejo continente. Tomaron casi por asalto el emblemático Polideportivo de Mendizorrotza y en pocos años se hicieron un hueco. Se colaron en las giras que grandes eminencias del jazz estadounidense hacían en verano por el norte de Europa y, poco a poco, llegó el goteo de grandes estrellas. Con sólo cinco años de existencia, sus organizadores consiguieron traer artistas de la talla de Muddy Waters y Oscar Peterson, demostrando que apuntaban alto. En las siguientes ediciones de los primeros 80 saltaron al olimpo del jazz de las grandes estrellas con Ella Fitzgeral, Dizzy Gillespie, Stan Getz, Jaco Pastorius o Herbie Hancock, ahí es nada.
Después todo vino rodado y tanto Vitoria como Jazzaldia (Donostia) se han convertido en referentes europeos de una música que ha dejado de ser minoritaria y anda a la caza de espectadores cada vez más jóvenes. Con este contexto engarza un cartel de cumpleaños, que se desarrolla del 12 al 16 de julio y que mezcla la tradición del gospel, blues y jazz, representada por grandes y consolidadas figuras, con nuevos valores como Jamie Cullum, un joven y saltarín pianista (le hemos llegado a ver subido hasta en su piano), de impecable formación musical, pero sin el más mínimo prejuicio para transitar, con su magnífica voz, terrenos colaterales como el swing o hasta el pop.
Cullum ha triunfado en lo comercial en el mundo del jazz (dos Grammy, dos Globos de Oro…) sin dejar de ser respetado, hasta el punto de que un purista irreductible como Clint Eastwood le diera el honor de interpretar la canción original de Gran Torino. El pianista de Essex tocará en la segunda sesión del viernes, en Mendizorrotza.
Le precede el dúo de maestros, la guinda de la tarta para el 40 cumpleaños. Kenny Barron y David Holland vuelven a reunirse, en exclusiva para el festival vitoriano, después del maravilloso disco que facturaron en 2012, The Art of Conversation, y que les llevó de gira por medio mundo. Aparcaron su dúo para seguir liderando sus proyectos y ahora en 2016 deciden reencontrarse. Poco hay que decir del pianista de Filadelfia, el que se hizo un hueco en el mundo del jazz de la mano de Dizzie Gillespie, formando parte del cuarteto del gigante en los años sesenta. Y qué decir del que ha sido contrabajista de Miles Davis, Stan Getz y Chick Corea, entre otros. El artista inglés no oculta su amor por el flamenco y sus vecinos musicales y ha acompañado con su contrabajo a Pepe Habichuela, llegando los dos a firmar el álbum Hands. Barron y Holland-Holland y Barron actuarán el viernes a las 21:00 horas, en un concierto que se presume antológico. Nos deleitarán con los temas de su álbum e reinterpretarán temas propios y referencias de Thelonius Monk o Billy Strayhorn.
El gospel tendrá su palco de honor el día del arranque (martes 12), con uno de los grupos más importantes de Chicago en estos momentos, Bryant Jones & The Victory Gospel Singers. Jones irá acompañado de cuatro voces femeninas y dos masculinas en su concierto.
El miércoles 13 llega "la gran velada del blues". La cantante y guitarrista tejana Ruthie Foster mezcla gospel, jazz, blues, folk y soul para presentar un espectáculo dinámico (viene de llenar cuatro días el Ronnie Scott’s de Londres), en el que no faltarán las bromas con el público. Foster dará paso al gran Taj Mahal, la leyenda viva del blues, otro de los platos fuertes del Festival, ese tipo de Nueva York que llena el escenario con su cuerpo y su sabiduría, ese loco necesario que toca más de 20 instrumentos y que consiguió fusionar jazz, blues, reggae, calypso y sonidos hawaianos casi sin despeinarse. Ha merodeado por los dominios con todos los grandes: Ry Cooder Eric Clapton, BB King, John Lee Hooker, Miles Davis, Jimi Hendrix, Bob Dylan, Bob Marley y Rolling Stones.
El jueves, Mendizorrotza abrirá la noche con el trompetista Tom Harrel, que dará paso al saxofonista Joshua Redman. El día de cierre, todo un clásico en Vitoria. El guitarrista Pat Metheny es viejo conocedor del festival y se une esta vez al contrabajista Ron Carter para homenajear a Charlie Haden. La cláusura de la cuadragésimo Festival de Jazz de Vitoria correrá a cargo de la imponente voz de Cécile McLorin Salvant, que vuelve tres años después pero ya con un Grammy bajo el brazo.
No acaba ahí la cosa. La sección Jazz del siglo XXI, que se celebra cada noche en el Teatro Principal, arranca con el músico de la tierra Pablo Martín Caminero, que junto al saxofonista Chris Cheek protagonizará la Konexioa. El sonido mediterráneo de Ximo Tebar; el grupo inglés más interesante del momento: GoGo Penguin y el piano de Yaron Herman abonarán el terreno para que el aclamado músico Rudresh Mahanthappa ponga la guinda a la semana.
En total, unos 60 conciertos, de los que 45 son gratuitos, repartidos por 8 escenarios. Además, no faltará la tradicional banda callejera (Shakin’All Brass Band) que cada día amenizará con buen jazz las plazas de Vitoria. Para los que no quieran irse a casa tras los conciertos, no hay problema, el jazz de Medianoche tiene todos los años su hueco en el Hotel NH Canciller. Este año serán Benny Green y Louis Prima Forever los que ocuparán cada noche de 00:30 a cierre los dos escenarios del hotel (Salón Canciller y Salón Florida), que para la ocasión ha preparado un menú degustación especial, el tradicional servicio de bebidas nocturno y una barra de mojitos. Jazz para todos en todos los rincones de Vitoria y a todas horas del día.