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Suenan los primeros acordes de una guitarra en 'Corral de la Morería'. La luz tenue apenas deja entrever las siluetas inmóviles sobre el escenario. En medio del tablao, sentado sobre un cajón flamenco, Miguel Fernández, El Yiyo, arranca con fuerza su taconeo, al son de un enérgico palmeo y unas voces cargadas de sentimiento. Inmaculada Salomón, la primera bailarina del Ballet Nacional de España en pisar un tablao, deslumbra con su bata de cola y un perfecto toque de las castañuelas, mientras Belén López vuelca su virtuosa fuerza sobre las tablas haciendo retumbar todo el salón.
Así es Zincalí, la historia gitana de George Borrow que ha inspirado a Antonio Najarro, hasta hace poco director del Ballet Nacional de España, a unir sobre el tablao de 'El Corral de la Morería' a tres grandes artistas de la danza y el flamenco, tres estrellas carismáticas que brillan con luz propia y que juntas forman una constelación cuyo arte pone las emociones a flor de piel.
"Juntar en una misma coreografía a El Yiyo, a Inmaculada y a Belén era una apuesta tremendamente arriesgada", cuenta Armando del Rey, que junto a su hermano Juan Manuel y su madre Blanca, dirigen 'El Corral de la Morería', un templo del flamenco que durante 63 años ha apoyado numerosos conceptos de vanguardia que han hecho evolucionar este arte. "Son tres formas totalmentes distintas de expresar cada uno su mundo y su arte: el Yiyo es un flamenco más racial, más indomable; Inmaculada aporta una danza más estilizada y delicada; y Belén es puro torbellino, el tsunami del flamenco hecho mujer. Unidos construyen una composición de vanguardia deliciosa", describe Blanca justo antes de dar comienzo el espectáculo. "Estamos ante el arco completo de la danza española".
Los artistas actúan a un palmo del público, caminan entre las mesas y expresan con su propio cuerpo cada segundo de la historia. Sus miradas, cargadas de fuerza y complicidad, contagian ese "duende" del flamenco a todos los espectadores, que, entusiasmados, acaban cada escena aplaudiendo y vitoreando a protagonistas con un amplio "¡Olé!". La flauta y la percusión acompañan a la guitarra de José Luis Montón y a las voces hondas y amaderadas de Inma La Carbonera y Miguel de la Tolea. Todo mientras los artistas cambian de vestuario en directo, ante el gran cuadro de Juan Barba que sirve de telón de fondo.
Durante el espectáculo, los camareros sirven la cena agachados para no interferir en las vistas sobre el escenario. El menú lo abre un carpaccio de vieira sobre tartar de tomates madurados y dátiles con sopa templada de ajo blanco de coco, al que luego sigue una versión de cocido madrileño con yema de huevo de corral cocinada a 63 grados, ropa vieja y crema de zanahoria. La merluza asada con puré de tubérculo y consomé de setas y limón se deshace en la boca, mientras el pichón asado con risotto de trigo sarraceno promete un bocado sutil y delicado.
A diferencia de otros tablaos turísticos, 'El Corral de la Morería' apuesta por la alta gastronomía. Los platos que sirven se igualan al talento de los bailaores, convirtiendo la cocina en un aliciente más para la visita. Aquí el artista es el cocinero David García, con su restaurante gastronómico de tan solo cuatro mesas.
El vasco continúa la labor de Manuel del Rey, que desde que inauguró este templo del flamenco siempre tuvo claro que quería ofrecer una cocina de calidad. "Cuando mi padre abrió este tablao en los años 50, servía una comida afrancesada, que era entonces lo más exclusivo de la cocina: desde langosta a caviar, solomillo a la broch y bouillabaisse. Fue el primero en montar un tablao flameno con gastronomía de lujo", dice orgulloso Armando.
"Hay gente que no consigue reserva en el restaurante y viene a cenar al tablao, donde a veces servimos platos del gastronómico. Por ejemplo, el carpaccio de vieira es un plato que tenemos preparado para intolerantes al gluten. El pichón y la merluza son también el mismo producto y llevan el mismo cocinado que los que sirven en el restaurante, solo cambian los atrezzos", explica Armando. Todo marinado con una de las cartas más extensas de vinos de Jerez del mundo. El postre, un velo de bizcocho con helado de queso de oveja y crema pastelera, cierra un menú laureado.
Zincalí es un ejemplo más de cómo 'El Corral de la Morería' busca cada noche la excelencia en su escenario. Desde que abriera sus puertas el 20 de mayo de 1956, el tablao más antiguo del mundo ha sido cuna de la creme de la creme del flamenco como Antonio Gades, Isabel Pantoja, La Chunga, Antonio Canales, Diego el Cigala, José Mercé, Rafael Amargo o Los del Río, entre una larga lista. "Muchos de ellos comenzaron su carrera artística en 'El Corral'. Paco de Lucía presentó aquí su primer single con 16 años. Después lanzó a nivel mundial su disco Fuente y Caudal con Camarón", explica Armando.
Su padre Manuel del Rey fue quien, en los años 50, consiguió que Pastora Imperio, la diosa del flamenco de la época, ya retirada, regresara a los escenarios. "Fue todo un hito. Coincidió que era la época en la que medio Hollywood rodaba en Madrid y personajes como Ava Gadner o Frank Sinatra se colaban entre el público. Pastora estaba muy bien relacionada con la alta sociedad española y consiguió que 'El Corral' fuera un éxito total".
Si las paredes hablaran, contarían infinidad de anécdotas: desde el baile por bulerías de Ronald Reagan, al intento de Dalí de asistir con su pantera, la visita secreta del Che Guevara o la noche flamenca de John Lennon aprendiendo a tocar la guitarra española en los sótanos del tablao. Las fotos colgadas en el recibidor del tablao son el recuerdo de otras míticas visitas como la de Federico Fellini, Marlon Brando, Jude Law, Jack Lemmon, Natalie Portman, James Cameron o Jennifer Aniston, entre otros muchos.
Pero si hay alguién que debe llevarse el mérito en la elección de artistas, esa es Blanca del Rey. Es la directora artística y el alma de 'El Corral', la que viaja por todos los festivales de flamenco de España en busca de los mejores artistas del momento. "Mi padre contrató a una joven cordobesa de 14 años, de la cual se enamoró. Era mi madre", cuenta Armando.
"Fundó su propia escuela, viajó por todo el mundo y bailó con Maya Plisétskaya, una de las grandes. Llegó a actuar en lugares tan emblemáticos como el Cirque Royal de Bruselas, el Teatro Real de Madrid o el Cario Felice de Génova". Fue así como Blanca se consagró como una de las grandes divas de la historia del flamenco, creando incluso su propia coreografía, la Soleá del Mantón, que recientemente ha sido adoptada por el Ballet Nacional de España".
"Bailar en 'El Corral de la Morería' es algo que da mucho respeto. Y subirse a las tablas en el mejor tablao del mundo es todo un gran privilegio", cuenta El Yiyo camino al camerino. Junto a él, Inmaculada confiesa que bailar en el tablao ha sido todo un reto para ella. "Es un mundo mucho más exigente que el del teatro. Aquí no hay telones que te protejan y el espacio escénico es diferente. Aún así estoy encantada, cada noche es especial por la energía que se crea", recalca.
Belén, por su parte, siente 'El Corral' como una segunda casa. "Yo he crecido entre estos muros. Empecé aquí con 10 años y tengo tantas vivencias y recuerdos...", asegura esta bailaora de raza. Los tres se admiran y halagan mutuamente y confiesan haber hecho una piña en poco tiempo. Un buen rollo que se nota cuando juntos bailan sobre las tablas.