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Empezó tarde en el mundo de la literatura; tarde pero segura, porque aquella profesora de universidad se convirtió, a sus 45 años y casi de la noche a la mañana, en una de las autoras más reconocidas del país. Ha sido traducida a más de 35 idiomas y lleva millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. Las hijas del capitán es su cuarta novela, en ella pone el foco en cuatro mujeres malagueñas que emigran al Nueva York de los años 30. "Me apetecía sacar a la luz ese pedacito de nuestra historia que no es muy conocida. Y demostrar que España estaba muy presente allí, con toda esa comunidad que tenía sus propias tiendas de comida y productos españoles, su prensa, sus asociaciones…".
Jerez de la Frontera. Me encantó conocer su lado más bodeguero, el contraste del ayer y el hoy me apasionó. Recomiendo, antes de nada, una visita a la bodega González Byass y realizar una cata para aprender a distinguir el fino oloroso o el palo cortado. Tapear por allí es una delicia. Son fantásticos los tabancos, como allí llaman a las tabernas. Y para comer o cenar recomiendo 'La Carboná', situada en una antigua bodega.
El Cabo de Gata me apasiona, es como estar en el fin del mundo. Me fascinan las playas de Mónsul y Los Genoveses, aunque mejor evitar ir en agosto. También me encanta Las Negras o el antiguo pueblo minero de Rodalquilar por lo evocador que es, ya que en el siglo XIX allí se vivió una auténtica fiebre del oro.
Viajo mucho en coche y hago miles de kilómetros al año recorriendo la carretera de Valencia, la A3, pero me gusta especialmente la A7 (Autovía del Mediterráneo) porque en su paso por el Levante y Andalucía tiene algunos tramos maravillosos, con esas vistas inmensas sobre el mar y la vegetación autóctona de cada zona: pinos al norte de Alicante, lomas desérticas en Almería, adelfas llenas de color y plantas subtropicales en el sur de Granada...
Me gusta 'La Venta San José', en el kilómetro 124 de la A3, donde suelo parar a tomar un pan con jamón rico –coincide la escritora en este sentido con el grupo La Unión–. También soy mucho de ir a los Paradores para comer, tomar una tapita o un café, como el de Albacete, en la A30. El de Almagro me gusta, especialmente, por razones sentimentales: soy manchega. Además, las migas, el pisto, los quesos recios, los duelos y quebrantos… todo allí está delicioso, y es una gran excusa para conocer uno de los pueblos más bonitos y mejor conservados de España. Y si vas en verano, aún mejor, porque puedes ir al Festival de Teatro Clásico.
Depende de con quién vaya... Cuando voy sola, que suele ser a menudo, me gusta ir cantando. ¡La de duetos que me he hecho con Joaquín Sabina, Andrés Calamaro y María Dolores Pradera!
Sí, ¡me encanta! Hace poco estuve en Burgos y compré unas morcillas riquísimas en 'Casa Cuevas' (c/ Santander, 11) y cuando fui a la Feria del Libro en Badajoz vine cargada con un jamón ibérico de la dehesa extremeña buenísimo que compré en una charcutería que se llama 'La Tienda' (c/ Francisco Luján, 6).
Tengo varios. Como vivo entre Madrid y Cartagena, te diría que en la capital no te pierdas el restaurante 'Naia', que está al lado de mi casa, en la plaza de la Paja, tienen un menú del día maravilloso y mil opciones más. Y en Cartagena recomiendo 'El barrio de San Roque' y la terraza de 'La Marquesita', porque tienen una comida estupenda y un servicio magnífico. Sus respectivos dueños, Ñete y Almudena, te sugerirán las mejores opciones de su cocina de mercado con arroces buenísimos. También merece la pena una visita a Cabo de Palos, que es un pueblo que está muy cerquita, para comer en 'La Tana' o 'La Bocana de Palos' y probar, en cualquiera de los dos, el caldero, el tradicional arroz de pescadores que está riquísimo.
La de 'La Paloma', que es un bar de barrio de los de toda la vida, en la calle Toledo (Madrid), donde suelo ir a tomar el aperitivo. Allí me pido un vermú de grifo y unas gambas a la plancha ¡para chuparse los dedos!
Compro fruta, carne y un pescado magnífico en el Mercado de la Cebada, y las delicatessen en 'Alma de Julián Becerro', en la Cava Baja. Me gusta mucho el pan de masa madre del obrador 'San Francisco', en la calle del mismo nombre esquina con la calle San Isidro. Y ya puestos, para desayunar muero por las porras de la churrería 'Santa Ana', prácticamente en el Rastro.
Recomiendo visitar el Museo del Teatro Romano, recorrer el centro para ver las fachadas modernistas y, desde luego, dar un paseo por el puerto, que últimamente está maravilloso.
Lo que más valoro es la estética, el confort y la atención. Me encanta por eso el 'Hotel Palacio Garvey', en Jerez de la Frontera, situado en una de las maravillosas casas-palacio de la burguesía bodeguera. Está en una de las plazas más bonitas, Rafael Rivero, y es una maravilla.
Les diría que se dieran una vuelta por el precioso paseo de San Gregorio, que hagan un recorrido de bares y tapas que, además, son gratis con las cervezas, como en el restaurante 'La Ula', donde también se puede comer estupendamente.