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La larga gira de su último disco, Otra era, es un irresistible catálogo de pop bailable, electrónica sofisticada y pegadizos hits, la ha traído de vuelta a su país de adopción: acaba de demostrar su poderío en el Low Festival y en breve la podremos ver de nuevo en el Sonorama de Aranda de Duero (13 de agosto) y en el Girlie Circuit de Barcelona (14 de agosto).
Mena es mucho más que una cantante: compositora, dj, productora y multinstrumentista. Por si fuera poco, se hace acompañar en directo por la compañía de danza barcelonesa Les Filles Föllen, con unas coreografías de las que quitan el hipo. Pese a su creciente éxito (en Chile cuenta sus fans por millones), sigue con los pies en la tierra. O en los pedales de su furgoneta. Porque una de las cosas que más le gustan es lanzarse a la carretera, a la que incluso tiene dedicada una canción: “Cuando voy en la carretera/ y le subo el volumen /y se te vuela el pelo…”.
Sí, totalmente. Es una sensación de libertad incomparable. Me encanta la furgo, muchas canciones han surgido ahí. Forma parte de mi vida creativa.
Tengo el equipo un poco repartido. Yo tengo la base en Madrid, mis bailarinas están en Barcelona, estamos a muchos kilómetros de distancia. Cuando tocamos en el sur ellas llegan en avión y yo en AVE, que también lo uso mucho para ir a Barcelona. También hago viajes en furgoneta y eso me fascina, es la manera que más me gusta de viajar. Además, no son distancias tan extensas. En Chile, como es un país tan largo, estoy acostumbrada a pegarme 800 kilómetros de ida y vuelta. Creo que mi aguante es mucho mayor que el de las bandas de otros países, valoro mucho poder desplazarme en coche o furgo.
De todo un poco, cosas que voy recopilando en la misma gira, nada premeditado. De repente una canción que puso una de las bailarinas y me gustó… Me gusta que vayamos haciendo una playlist en la que colaboran todos los que vamos en la furgoneta y se convierte en la playlist de la gira. Es algo que pasa mucho cuando comparto varias fechas con el mismo equipo. Me gusta ir compartiendo, aunque también hay momentos en los que cada uno va con sus cascos escuchando cosas distintas.
En un principio todo me sorprendía, aún sigue sorprendiéndome. Me gusta mucho toda la zona de Galicia. La primera vez que nos adentramos en ese gran cambio de paisaje, de la parte más árida de Castilla y León, de colores ocre y marrón, a la exuberancia verde de Galicia, no podía creerlo. No sé si es el que más me gusta, hay tantos… pero sí, desde luego, el que más me sorprendió. También me encantó descubrir La Garrocha, en Girona, un bosque con zonas de cascadas donde grabamos el videoclip de 'Sincronía Pegaso'.
Me ha pasado con Madrid, es una ciudad que me encanta y por eso vengo tan a menudo. Tengo muchos amigos aquí, trabajo con gente de acá también. Me encanta esa cosa que tiene tan callejera, es algo que va más allá de lo superficial, tiene mucho de comunicación entre seres humanos. Me parece muy bonito lo que pasa aquí.
Me gusta mucho cocinar, así que no voy tan a menudo a comer fuera. Me gustan muchos lugares en Argüelles, que es bastante más tranquilo que el centro de Madrid. Por aquí me muevo, aunque también hago incursiones en Chueca y Malasaña. Un restaurante al que me encanta ir cuando estoy en Madrid es el 'HD', en la calle Guzmán el Bueno. A pesar de que su fuerte son las hamburguesas, me gusta mucho la oferta de platos vegetarianos y veganos que tiene. También me encanta cómo está decorado el local.
Sobre todo en Galicia, en sitios pequeños he comido los mejores menús que he probado en mi vida, el problema es que no me acuerdo del nombre. Eso está muy bien de aquí, que hay menú en todas partes y puedes comer bien por poco dinero. Cuatro platos con todos sus ingredientes, muy frescos. En Barcelona hay un lugar que tiene la mejor ensaladilla rusa que he probado, me llevaron hace poco cuando fui a pinchar, se llama 'La Monroe', en la Filmoteca. Hay buen ambiente y también me enamoré de las berenjenas con salmorejo.
Me gusta mucho andar con libros, adoro leer y siempre hay tiempos muertos que me sirven para leer… y también para componer. También practico yoga ashtanga, así que siempre ando con mi esterilla. Siempre que puedo hago ejercicio físico, porque lo de dormir fuera es muy dañino sobre todo para la espalda, dormir con el cuello para un lado o para el otro es fatal. Trato de hacer cosas que ayuden a mi cuerpo a llegar a un lugar un poco más sano, porque los viajes así son un látigo para el cuerpo. Trato de darle un poco de cariño cada vez que puedo.
Sí, es muy diferente. En un festival sabes que hay mucha gente que está ahí porque le interesan otras bandas. Entonces, hay una responsabilidad muy grande con ellos, porque son un nuevo público. En una sala sabes que la gente que va, es que va a verte a ti, compró una entrada para verte solo a ti. Hace poco estuvimos en Ojén (Málaga), donde el cabeza de cartel era Supersubmarina, así que teníamos que sorprender al público y robarle un poco el corazón. ¡Y creo que lo logramos! A pesar de que es el mismo show, la energía que hay de cara al público es diferente.
Sí, uno no solo comparte el cartel de un festival, también ratos muy divertidos con otros músicos. Por ejemplo, el año pasado coincidí también en Málaga con Triángulo de Amor Bizarro, con quienes tengo muy buena relación, y a partir de ahí surgen ideas de colaboraciones o se desarrolla pura amistad. Son lugares circunstanciales en los que se crean vínculos que pueden ser muy importantes después.
Desde el escenario te vas dando cuenta de lo que sucede en cada momento, se van repitiendo conductas porque cada parte del show va entregando una energía que se repite. Funciona, hay muchos momentos diferentes, y eso creo que tiene que ver con el grupo de danza. Yo misma al incluirlas me doy cuenta de que hay una compenetración con el espectáculo que se va dando en cada lugar al que vamos y eso es algo muy especial. También nos da fuerza para seguir dando momentos diferentes con las coreografías.
Uff, no, hay que estar con mucho cuidado. Por suerte no viajo con todo el equipo, siempre llevo la compu (el portátil), que es primordial, aunque tengo otra que es el backup. De todos modos siempre tiene que haber alguien de mi equipo pendiente de ella porque no puedo perderla, ahí está mi vida entera. Si me pasara fuera no sé lo que haría. En este caso tuve tiempo, busqué amigos que tengo en Santiago que me pudieran ayudar, me prestaron cosas y al final salí del paso porque tuve tiempo de reacción. En un viaje sería muy diferente. Siempre tiene que tener uno un plan B, para todo.
Haciendo música, que es lo que más me importa, teniendo un estudio cada vez más profesional, produciendo para mí y para otros. Lo mismo que estoy haciendo ahora pero con mucha más experiencia. No es algo muy complejo pero sí tiene mucho aprendizaje porque en estos diez años he aprendido un montón y espero seguir haciéndolo.