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La Rioja

Cinco motivos para visitar Logroño

Actualizado: 05/10/2015

A orillas del río Ebro, entre los viñedos que hacen mundialmente conocida a La Rioja, encontramos Logroño, ciudad de paso del Camino de Santiago que ha sabido modernizarse y conservar a la vez su carácter tradicional. Ésta es una tierra que hay que disfrutar con los cinco sentidos, mezclándose entre sus vecinos, caminando sin rumbo y sin prisa por sus calles repletas de vida. En nuestro recorrido encontraremos infinidad de lugares en los que detenernos pero, entre todos ellos, habrá cinco que sin duda alguna nos harán entender por qué es imprescindible visitar esta ciudad.
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Calle Laurel

Probablemente la calle más conocida de Logroño, no por sus monumentos ni sus museos sino por ser el templo del 'chiqueteo', es decir, la degustación de pinchos acompañados de un vaso de vino. Logroñeses y foráneos inundan la calle recorriendo, a modo de procesión, los locales donde se sirven los mejores pinchos de la ciudad. Si pasamos por el bar Lorenzo, debemos probar su famoso Tío Agus, un pincho de carne adobada entre panes con una exquisita salsa de receta secreta.

Concatedral de Santa María la Redonda

Este templo con reminiscencias renacentistas, es una de las imágenes más representativas de la ciudad y ejerce como una una de las arterias principales del casco antiguo. Estamos ante una majestuosa concatedral de tres naves de igual altura, divididas en cinco tramos. Su impresionante portada principal, conocida como la Portada de los Ángeles está compuesta por un retablo de tres cuerpos al que flanquean dos torres. Las Gemelas, ejemplo emblemático del llamado barroco riojano.

Parque del Ebro

En 1993 la ciudad recuperaba para su ocio y esparcimiento la orilla derecha del río Ebro, creando un parque de nada más y nada menos que 153.000 metros cuadrados, la mitad de ellos anegados durante buena parte del año. Este parque de praderas serpenteadas de caminos es ahora el pulmón verde de Logroño. Una ligera y saludable forma de disfrutar del espacio es en bicicleta, ya que el ayuntamiento habilitó un extenso carril bici para complementar las múltiples alternativas de ocio de la zona.

Casa de los Chapiteles

Las torres de este palacio, ubicado al inicio de la calle Portales, son todo un símbolo de la ciudad. El antiguo palacio de los Jiménez de Enciso fue adquirido por el ayuntamiento con el objetivo frustrado de trasladar aquí la sede episcopal, de Calahorra a Logroño. Descartada esta posibilidad, el palacio hizo las veces de ayuntamiento durante 115 años. Actualmente alberga las oficinas del Instituto de Estudios Riojanos.

Puerta del Revellín

La muralla de Revellín resultará familiar a los más mayores ya que las últimas pesetas que circularon por España llevaban impreso en su reverso un extracto de esta fortificación. Las Murallas del Revellín son los restos del cinturón de piedra que circundaba a la ciudad de Logroño. Este elemento defensivo se construyó entre 1548 y 1540 y fue el resultado de reforzar la antigua muralla medieval. Se amplió en longitud, se creó que foso que la rodeaba y se construyó el famoso Cubo de Revellín.