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La marisquería 'Bálamo', a las afueras de Alcorcón (Madrid) y muy cerca de la A-5, sorprendió a los vecinos de esta localidad madrileña y ahora sorprende a todos los que paran a probar su pulpo al limón o su camarón salteado. Un local amplio y cuidado y una ubicación accesible hacen de este lugar una muy buena opción para comer antes de emprender el camino.
La única provincia castellanomanchega atravesada por la antigua carretera de Extremadura cuenta con, al menos, dos paradas interesantes. A la altura de Maqueda, las carnes a la brasa y los guisos del 'Mesón Castellano' lo convierten en una rincón de referencia entre Madrid y Talavera de la Reina. Un poco más adelante, en Oropesa, está 'Dáviro', donde apuestan por la innovación desde recetas de la zona. Manitas con carabineros, albóndigas de corzo o pichón en tres cocciones son algunos de los platos que pueden sorprender al viajante.
A pie de una carretera nacional en Badajoz se encuentran un tesoros inesperado. En Jerez de los Caballeros (N-435) se puede comer dentro de una ermita del siglo XVII y además, comer bien. En 'La Ermita', se puede pedir, por ejemplo, solomillo al carbón y un postre, que son caseros. Ya en la A-5, cuando llegamos a Montijo (Badajoz) hay que desviarse tan solo cinco minutos para llegar a 'Corral del Rey' y pedir su bacalao a la brasa. En el extrarradio de la capital pacense, suelen triunfar la casquería y los quesos de 'El Chupi'. Tampoco conviene olvidarse de pedir sus míticas chuletas de cordero empanadas.
En la Autovía de la Plata, a su paso por Badajoz, nos encontramos el templo del ibérico que es 'Honky Tonk', con su buen jamón, su carne de retinto de calidad y sus setas de la zona. En la salida 722 el restaurante 'Sierra de Monesterio'. Sus montaditos son soberbios y los platos con carnes de la zona, apetitosos. También en la A-66 aguanta el clásico 'Venta El Culebrín', rústica y taurina, se recomienda pedir carne a la brasa y comprar ibéricos de la zona.
Es la Autovía Ruta de la Plata la que fundamentalmente recorre la provincia de Cáceres, y un buen lugar para apuntarse es 'La Isla', en Plasencia: cuenta con una terraza agradable para desconectar frente al Júcar. En este rincón de desconexión se pueden probar platos de toda la vida con un toque singular. Siguiendo el camino a la capital, hay que parar a desayunar si se tiene oportunidad, en Casar de Cáceres. En 'Ronco Tovar', llevan 30 años preparando unos churros y unas tostadas de mollete que han creado afición. En el ámbito de Cáceres que atraviesa la A-5 hay que apuntarse 'El Rincón de Cocoto', una buena tapería con rico menú del día.
Las carreteras nacionales cacereñas también ofrecen opciones: en el 'Bar Díaz', junto a la N-521 y un par de kilómetros antes de entrar a Portugal, en el municipio de Valencia de Alcántara, sorprende el chef luso António Díaz. Allí destaca el bacalao en todas sus vertientes, también el arroz de marisco. Muy cerca de la N-110, destaca 'La Tenería': el cochinillo deshuesado y confitado, y el cordero relleno de ajetes, setas y chalotas emocionan al viajero en un restaurante al final del Jerte hacia Ávila.