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La Laguna Gran Hotel. San Cristóbal de la Laguna, Tenerife

'La Laguna Gran Hotel' (San Cristóbal de la Laguna, Tenerife)

La fábrica de tabaco que se convirtió en hotel

Actualizado: 17/03/2021

Fotografía: Sofía Moro

Primero fue centro clandestino de tertulias, luego escuela de magisterio y, antes de convertirse en un hotel de lujo, una importante fábrica de tabaco. Al edificio del siglo XVIII que ocupa hoy 'La Laguna Gran Hotel', no le falta encanto. Basta dormir en una de las estancias de su zona noble para sentir un suspiro de esas antiguas vidas.

A pocos pasos de la emblemática Plaza del Adelantado, en pleno corazón de San Cristóbal de la Laguna, se alza un antiguo edificio de 1776 que hoy alberga 'La Laguna Gran Hotel', un alojamiento de 4 estrellas que invita al viajero a descansar en una de las ciudades más bonitas de Tenerife declarada Patrimonio de la Humanidad. Su fachada de color rosado con sus pequeños balcones de madera son solo un pequeño aperitivo de lo que espera dentro.

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Su vestíbulo es su mejor carta de presentación. Con una decoración colonial, el espacio, amplio y luminoso, invita al sosiego, a olvidarse del reloj y sentarse en uno de sus sofás de terciopelo a tomar un café, rodeado de muebles antiguos y todo tipo de plantas. No es difícil imaginarse aquí a don Álvaro González sentado en uno de los sofás leyendo el periódico. "El hall era uno de sus sitios favoritos cuando dirigía la fábrica de tabaco que ocupaba este edificio a mediados del siglo XX", cuenta Daniel Sánchez, encargado de los eventos de este hotel inaugurado en 2017. "Junto al hall se encontraban los talleres y en la planta de arriba, las oficinas", detalla.

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"Aún recibimos la visita de antiguos trabajadores de la fábrica", celebra el canario, que señala un pequeño rincón que homenajea este pasado. Varias herramientas antiguas, cajas de puros, vitolas y hojas de tabaco seco decoran un viejo escritorio donde se luce una fotografía de un quiosco en Nueva York que consiguió abrir don Álvaro en los años 60.

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Pero este empresario canario no fue el único dueño de este histórico edificio. Antes fue Escuela de Magisterio –una de las más importantes de la isla– y, en su origen, una antigua casona donde se organizaban tertulias clandestinas entre ilustres de la época. Su primer propietario fue don Fernando Guerra y Hoyo Solórzano, ilustrado y noble de una familia pudiente de la isla. Aún es palpable su huella en el edificio: en el vestíbulo, apenas visible tras el stand con gel hidroalcohólico que recibe al visitante, hay un bloque de piedra en el que está grabada la fecha de la fundación de la casa y dos palabras: "Guerra y Hoyo". Hoy, todo este legado pertenece a dos hermanos: Myriam y Germán Ortega, tercera generación de hosteleros y conocidos en la isla por gestionar también el 'Hotel Taburiente', en Santa Cruz de Tenerife.

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Nueve habitaciones nobles

El 'Gran Laguna Hotel' ofrece en total 123 habitaciones. Nueve de ellas se encuentran en la zona noble, que pertenece a la parte original de la antigua casa, más íntima y tranquila. Nueve joyas que conservan el artesanado de los techos de madera construidos a cuatro aguas hace más de tres siglos, con puertas y ventanas restauradas tal cual eran en su origen y suelos de madera de tea de pino canario. No hay una estancia igual a otra, todas son diferentes, con sus muros de sillería y las pinturas hechas en los cabeceros por la artista local canaria Beatriz Cobos.

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Algunas estancias se asoman a la calle Nava y Grimón, donde cada 15 de septiembre se detiene la procesión del Cristo de San Roque. La más especial de todas, la Royal Suite, alcanza los 76 metros cuadrados, con su cama king size, su amplio salón y su bañera con hidromasaje. Es también en la zona noble donde se ubica una capilla con un fresco del siglo XVIII que perteneció al primer dueño y que a priori no se encuentra abierta al público.

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El resto de las habitaciones se encuentran en la zona nueva del hotel. Hay de todo tipo: deluxe, executive, suites y junior suite, algunas con una terraza que se asoma al gran patio central ocupado por jardines verticales de bejeques y verodes. La estancia más pequeña ocupa 26 metros cuadrados, todas con las comodidades propias del siglo XXI. A las plantas superiores se accede por un ascensor de cristal transparente, que vislumbra pasillos y patios llenos de árboles y plantas canarias. El Patio del Drago es uno de ellos, perfecto para tomar un picoteo a la sombra de estos árboles que pueden alcanzar los 14 metros de altura.

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La piscina del hotel es otra sorpresa, sobre todo por su ubicación. Situada en la azotea del hotel, disfruta de unas vistas envidiables sobre el skyline de San Cristóbal de la Laguna y las montañas que lo rodean. "A pesar de que no estamos en un hotel demasiado alto, las vistas desde la azotea son envidiables", comenta Katharina Pérez, secretaria de dirección, que recuerda que por motivo del coronavirus, este ha sido uno de los espacios más solicitados por los clientes para celebrar eventos. Una habitación que puede presumir de esas mismas vistas es la 334, desde cuya terraza privada se observa el Casino y todos los tejados de la ciudad.

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Entre vinos canarios y una repostería de alta cocina

No hay mejor forma de comenzar el día que con un buen desayuno. Junto al vestíbulo, el olor a café te conduce hasta la 'Laguna', una coqueta cafetería con una barra plagada de tartas, bollos caseros y zumos naturales que promete un buen comienzo de la jornada. Cuenta con salón privado y está abierto a clientes que no estén alojados en el hotel. Para los huéspedes, es una alternativa más personal al desayuno buffet que sirven en la cafetería de la planta inferior.

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Para la hora del aperitivo o una comida informal, la vinoteca del hotel propone una sugerente carta de vinos canarios y extranjeros que se puede disfrutar a través de diferentes catas y maridajes con quesos y chocolate. La sumiller Rasa Strankauskaite organiza además una cata de vino para principiantes que "busquen experimentar con los cinco sentidos" e iniciarse en el mundo del vino.

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'NUB' es la otra propuesta para darse un homenaje: un restaurante Recomendado por Guía Repsol y con una estrella Michelin dirigido por la chef chilena Fernanda Fuentes y su marido el italiano Andrea Bernardi, del que nace también la 'Boutique del pan Doradito', un pequeño espacio donde Fernanda elabora toda la repostería para el restaurante, pero con la ventaja de que también abre al público que quiera probar alguna de sus delicias dulces.

'LA LAGUNA GRAN HOTEL' - Calle Nava y Grimon, 18. San Cristóbal de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife. Tel. 922 10 80 80.

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