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El 'Palomar de la Morra' era la casa familiar de los abuelos de Rafael Muñoz. “La compró mi abuelo paterno en 1969 a los antiguos propietarios, que levantaron el cortijo en 1898 en mitad de la dehesa, en el término municipal de Pozoblanco”, recuerda el ganadero y propietario de la marca de ibéricos 'Mío 1898'.
De estilo andaluz, pero con características de los cortijos de Extremadura y Castilla-La Mancha (“esta comarca ha estado vinculada históricamente más con esas regiones que con Córdoba, por la frontera natural de Sierra Morena”), el alojamiento cuenta con ocho habitaciones, tres salones con chimenea, un gran patio central con fuente -en torno al que estaban las antiguas cuadras, pajar, cochera y horno-, y una piscina en la zona ajardinada. Los muros anchos de granito y los techos abovedados de la primera planta eran habituales en estas construcciones “para soportar el peso de las cosechas que se guardaban en la planta superior”.
“Entre las motivaciones que llevó a mi madre, María Rubio, a iniciarnos en el turismo rural en el año 2000, y reconvertir el cortijo familiar en un alojamiento y espacio para bodas, está la convicción de que la actividad ganadera de Los Pedroches es un modelo sostenible de aprovechamiento de los recursos naturales. Fincas como la nuestra, donde además fomentamos las especies autóctonas como el cerdo ibérico, la oveja merina y la vaca retinta, son un ejemplo para que los turistas puedan comprender la realidad social, cultural e histórica que nos rodea”, insiste Muñoz.
Además del 'Palomar de la Morra', la familia cuenta con otros dos cortijos: 'El Mirador', justo al lado, “ideal para parejas o pequeñas familias, pues tiene dos habitaciones y una azotea desde donde contemplar toda la dehesa, con Sierra Morena al fondo”; y 'La Panadera', abierto en 2009 cerca del pueblo de Pedroches, con capacidad para 16 personas, comedores con chimeneas para el frío y un patio con alberca y una preciosa parra, jazmines y buganvilla, “que se ponen bien hermosas con la llegada de la primavera”.
Otra vivienda familiar reconvertida en alojamiento turístico es 'La Casa del Médico'. Este edificio fue la residencia y consulta del médico y ginecólogo de Villanueva de Córdoba, José Pedraza Segura, y su esposa, la ganadera María Díaz Delgado. La adquirieron a finales del siglo XIX y vivieron aquí junto a sus hijas, Eulalia y Paquita. En 2012, una de sus nietas la reconvirtió en hotel, muy cerca de la Plaza de España.
Al entrar en el hall, un patio central da la bienvenida a los clientes. Un bonito lucernario (tragaluz), llena de luz el espacio. En la recepción aún se conservan los retratos y títulos del médico, así como parte de su instrumental. El hotel cuenta con 17 habitaciones (8 estándar, 4 dobles superior y 4 junior suites). Las ubicadas al fondo, que eran las antiguas cámara, granero, cuadra y bodega de la casa señorial, tienen techos a dos aguas de madera. El resto, decoradas con tonos blancos, grises y plateados, se distribuyen en las tres plantas del edificio, y cada una lleva el nombre de una planta medicinal.
El hotel 'La Casa del Médico' ofrece desayuno y en la azotea hay una pequeña alberca, para refrescarse en los días calurosos, desde la que se observa el campanario de la iglesia de San Miguel de Villanueva de Córdoba.
LA CASA DEL MÉDICO – C/ Contreras, 4. Villanueva de Córdoba. Tel. 957 120 247