Receta de ramen de cerdo
La sopa que encandila a las cámaras
Dificultad
Fácil
Dificultad
Fácil
Para un cuenco de sopa de fideos o noodles ramen clásica -clásica desde hace un poco más de 70 años- hay que hacer, lo primero, un caldo de cerdo o de ave, sobre todo de huesos, durante unas cuantas horas. No tantas como las que recomiendan los expertos nipones, que no sé para qué tipo de sopa hacían estos caldos de cocciones interminables, no hay que exagerar, pero sí mucho tiempo. De este modo se extrae toda la sustancia a los huesos. Sobre este caldo ya desgrasado, la base de la sopa, se añaden los sabores que se desee, desde salsa de soja a un poco de miso.
Estos noodles ramen, de trigo, llegaron a Japón a finales del siglo XIX desde China, por lo que se les denominó shina soba. Se extendieron de forma imparable, sobre todo después de la II Guerra Mundial. Las guerras, además de motivo de toda clase de desgracias para los países que las sufren, es asimismo un vehículo potente de comunicación entre los pueblos, que pueden compartir así su cocina y sus ingredientes. El trigo estadounidense llegó en grandes cantidades a Japón tras la contienda.
Estos noodles son el centro del plato. Se pueden elegir lisos o rizados, más finos o más gruesos, al gusto, y hasta se pueden hacer en caso de necesidad con los noodles de huevo chinos, muy fáciles de encontrar en cualquier lugar apartado.
Los ingredientes que se ponen por encima -que se llaman chasu-, cerdo o pollo preparados en el caldo, huevos cocidos -los huevos camperos o ecológicos, para que tengan la yema de un color brillante, que tiene su importancia- y marinados en adobo de salsa de soja, brotes de bambú en conserva, cebolleta y alga nori. La carne utilizada puede ser pollo en lugar de cerdo, la opción aquí elegida, por lo que el caldo se puede hacer con huesos y carcasas de ave.
Una vez establecidas todas las reglas de un buen ramen, llega el momento de trabajar. En primer lugar se encuentra la receta de la sopa propiamente dicha. A continuación están las recetas de los preparados que hay que hacer antes, imprescindibles.
Probar el caldo una vez cocida la carne. Si está demasiado salado o muy turbio, guardarlo para otra sopa.