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¡Qué gusto! El aroma del café recién hecho o un té con leche bien servido, acompañado de un surtido de bizcochos o bollería propia, por la mañana o a media tarde. Cubertería y loza impecables. Normal que una breve parada de diez minutos acabe siendo de una hora. Si resulta ser mediodía, del restaurante abovedado costará más levantarse.
Justo al lado de la estación de servicio Repsol del km 115 de la autovía A-1, se extiende esta área que juega en la liga superior de establecimientos de carretera. Lugares tan pulcros y acogedores deberían ser la norma y no una excepción.
Por dentro se pasea Conchi Domínguez, la dueña, que con sus vestidos de Cos siempre anda por allí organizando todo. Entra en la tienda, sale de la cocina, recoloca uno de los múltiples pañitos con puntilla, se sienta en la cafetería con sus papeles o pasa revista a las 18 casitas como si fueran un ejercito de descanso siempre en guardia. Cómo no vas a charlar un rato con ella.
"Era una finca de labranza. La construimos nosotros en 1998. En una servilleta pinté el comedor en cúpula. Era mi ilusión. Mi bisabuelo tuvo una posada en la que durmió Napoleón, y que aparece en una crónica de Pérez Galdós. Mi padre fue hostelero, llevo toda la vida dedicada a esto. Lo tenía muy claro, no tuvimos que hacer ningún plan de negocio", dice Conchi, a quien la intuición y la experiencia le bastaron para junto con su marido, Ángel Tobar, hacer más placentero el slow travel, tan de moda ahora.
Entramos hasta la cocina. Limpia y reluciente. Es media mañana y los bizcochos se enfrían sobre la encimera. "Hacemos el pan, –la famosa torta de aceite que usan para los bocadillos y que se puede comprar para llevar a casa–. También la pastelería y repostería son propias. Los bizcochos de limón, naranja o chocolate, cualquiera de ellos con crema en el centro, gustan mucho", explica la encargada de la repostería.
Eduardo, el cocinero, tiene los corderos preparados para asar. "Cuando veas un horno con llamas es que allí no está asando cordero, porque se asa con brasa", dice dando a entender que no hay trampa ni cartón porque los platos se elaboran en el día. Agua, sal, manteca y un poquito de limón y pimienta es todo lo que usan para cocinarlos en un horno de barro con leña de encina.
Fuera, frente a la barra, las conversaciones se animan mientras van marchando contundentes bocadillos de tortilla con pisto, de picadillo, de bacalao ajoarriero, de morcilla con uvas pasas o de bacon con dos quesos, entre otros. Un cliente repasa la portada del periódico de papel, otro echa una ojeada a la tienda, en la que se mezclan candelabros, porcelanas, camisones de batista, ropa de cama, objetos decorativos y una selección de productos gourmet, como mermeladas o galletas. Nadie parece tener prisa. Cualquiera diría que van de viaje.
"Quise que tuviera un aire de hogar, para que la gente se encuentre como en casa, por eso lo decoré con muebles familiares antiguos, aparadores con solera y sillas de enea". Estilo hogar, lo denomina Conchi, mirando orgullosa a su alrededor. No trata de vender el tan manido 'kilómetro 0' porque lo natural para ella es emplear los productos locales. "Las verduras son de nuestro huerto y el cordero, los pollos de corral y los huevos, de la zona".
Para cerrar el círculo, hay 18 habitaciones con garaje propio. "Están pensadas para ingleses, franceses y alemanes que vienen en el ferry a Santander y tienen casa en Andalucía. Paran a hacer noche y así no tienen que descargar el coche. Se aloja también mucho ejecutivo del norte, gente que viene del aeropuerto, personas de paso". Y por si a alguien le apetece un chapuzón, también hay una piscina cubierta.
ÁREA BOCEGUILLAS - Autovía A-1, km 115, Boceguillas, Segovia. Tel. 921 54 37 03.