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La familia Hernández Madrigal atesora junto a la plaza de España más de 4.000 referencias vinícolas. La atención al cliente no podría ser más personalizada, encontrando siempre la botella ideal para cada uno. Cuentan con muchos vinos de pequeña producción, por lo que es recomendable pasarse a menudo para descubrir nuevos sabores.
En plena milla de oro abrió el pasado año una boutique de la conserva gallega. Allí se pueden adquirir todos sus productos, con cuidados empaquetados que pueden convertirse en un magnífico regalo. Además, se realizan showcookings con cocineros y diferentes eventos que ayudan a conocer la alta calidad de un producto pescado en nuestras costas.
El imperio gastronómico de Luis Pacheco acaba de ampliarse con la apertura, en Platea, de su segunda tienda en Madrid. En ambas se busca la excelencia del producto, ya sean setas, carnes, embutidos, frutas o conservas.
Enólogos expertos asesoran al cliente en esta gran tienda especializada en vinos y destilados. Además de las bebidas, también se pueden adquirir copas, libros que ayudan a la cata y decantadores.
Empezó siendo una tienda de ultramarinos y acabó llenando sus estanterías con vinos de gran calidad. Ahora también ofrecen fiambres, pastas, aceites o salmón ahumado. Allí se encuentra todo lo necesario para convidar en casa a los amigos.
Uno de los barrios con más movimiento gastronómico –con la apertura continuada de bares, terrazas y tabernas– en los últimos años es Conde Duque y allí decidió asentar su panadería Javier Marca. El suyo es ecológico y artesanal, con nueces, pipas, de espelta, de centeno… y elaborado con masa madre. Cuidado: cierra los domingos.
Sus puertas están abiertas desde 1914 y la tercera generación de dueños muestra orgullosa a quien se acerca el libro de visitas con todos los personajes ilustres que han pasado por allí. Hay que probar su Soconusco, un mazapán cubierto de chocolate que recibe su nombre de una ciudad mexicana, considerada la cuna del cacao.
Esta empresa familiar arrancó, en 1931, en el número 7 de la calle Bravo Murillo, donde todavía continúa una de sus sucursales. Sus productos estrella comenzaron siendo los torteles y ensaimadas, que elaboraban a diario en su obrador, y más adelante fueron incluyendo en su oferta la pastelería salada, los bombones, los embutidos o la comida preparada. Ahora también existen espacios en las tiendas con mesas donde tomar un café.
De nuevo el dichoso apellido, eso sí, por una buena causa, pues en este puesto del Mercado de Chamartín se le van a uno los ojos con el espectáculo gastronómico. Incluso tienen su propia marca de conservas: Conservas Peña, además del puesto Cárnicos Peña.
Desde hace más de un siglo este es el lugar donde adquirir el mejor pescado de la capital española, en gran parte gracias al trabajo de Evaristo García, quien empezó de mozo y acabó siendo el dueño. Su trabajo fue reconocido con el Premio Nacional de Gastronomía 2012 a Toda una Vida.
El último en llegar ha sido este neoultramarinos que también es restaurante –con algunas mesas bajas y barra– y donde existe la posibilidad de recoger comida para llevar. Lo firman los mismos creadores de Ten con Ten y el Paraguas, y allí venden pan, mermeladas, frutas y verduras, quesos embutidos, conservas…
Los amantes del queso encontrarán aquí su templo. Los hay de todo tipo de leches y curaciones, ya que son ellos quienes seleccionan las piezas para después madurarlas. Cuentan con un Cheese Bar donde probar recetas con queso y organizan visitas a las queserías madrileñas.