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Como en toda isla que se precie, el pescado es un elemento imprescindible de la cocina de Tenerife. El más popular es la vieja(scarus cretensis), un pez del litoral de carne blanca, suave y que se puede encontrar durante todo el año. Se prepara rebozado, a la parrilla o guisado con patatas (acompañado de mojo verde y picón).
El cherne (mero) es otro pescado muy demandado, se vende salado y luego se desala, igual que el bacalao, aunque aquí también se consume fresco, a la plancha, con papas arrugás y mojo verde. Del mar nace también el exquisito manjar con el que se elabora la cazuela de pescado, preparada a partir de pescado al natural o frito, que después se cuece con papas, cebollas, tomate y pimiento. Otra sabrosa propuesta es el atún, servido en adobo, a la plancha, en carpaccio o encebollado. La oferta marinera se completa con los pescados salados: sama, sargo, lisa, corvina o abade.
Para acompañar al sabor del mar, Tenerife cuenta con un vino de excepción, ya que en la isla existen hasta cinco denominaciones de origen: Tacoronte-Acentejo, Ycoden-Daute-Isora, Valle de La Orotava, Valle de Güímar y Abona, que en conjunto embotellan anualmente más de cinco millones de litros. Un auténtico placer para el paladar.
En todo el archipiélago canario, la patata (o papa, como la denominan los locales) es un ingrediente esencial. Se utiliza en los potajes, cazuelas y sobre todo acompañando a carnes y pescados. No es de extrañar, ya que en las islas se han contabilizado hasta 46 variedades diferentes de este tubérculo. Entre ellas está la papa negra, que sólo se cultiva en Tenerife, y las conocidas como papas bonitas, que pueden ser blancas, coloradas o negras y destacan por su sabor y calidad. También son muy populares las papas arrugás, que se cuecen con piel y mucha sal (hay quienes prefieren hacerlo en agua de mar) y saben a gloria.
Aunque las arrugás son las más famosas, en las Islas Canarias existen 46 variedades de papas
Otro de los productos estrella de la cocina tinerfeña es, por supuesto, el mojo: una salsa que acompaña a muchas recetas y se usa como complemento de algunos platos principales. Hay tantos mojos como se quiera (puede que cerca de un centenar) pero cuatro recetas son las más tradicionales: el colorado picón (con guindilla o chile); el colorado dulce (con pimientas palmeras, no picantes); el verde (con cilantro); y el almagrote (que se hace con queso, siempre curado y duro). Untado con pan tostado es un entrante excelente.
El Gofio es una herencia directa del pueblo aborigen que habitaba las islas, los guanches. Consiste en una harina elaborada a partir de cereales tostados, sobre todo cebada, trigo y maíz y, excepcionalmente, algunas legumbres como garbanzos o habas. Se puede tomar escaldado o mezclado con caldo de pescado, de carne o de verdura. Es el complemento ideal de platos como la cazuela de pescado y el Sancocho (un plato a base de pescado salado, tubérculos y verduras). También podemos comerlo con gajos de cebolla cruda. El Gofio en polvo incluso se añade a la leche en los desayunos. Mezclado con harina es ideal para galletas, bizcochos, helados y hasta mousses.
Sería imposible pensar en la cocina de Tenerife sin hacer referencia al plátano, uno de sus productos más preciados, que abunda en los recetarios de la isla. Nos sorprendería la cantidad de recetas en las que puede incluirse esta fruta. La encontramos en entrantes como la ensalada de plátano de Canarias y brotes de hojas, con vinagreta de higos secos; o en el sushi de arroz a la cubana con plátano. También platos principales como el pollo se acompañan de esta delicia frutal. Y ¿qué decir de los postres? Es difícil resistirse a un plátano de Canarias flambeado con canela y ron o a un flan de plátano y pera con caramelo de chocolate. ¿Y un Plátano Split? Esta versión canaria del famoso Banana Split será el colofón perfecto para cualquier comida en la isla.